Krzysztof "Vega" Góra continúa logrando lo prácticamente imposible: convertir «Street Fighter II» en una experiencia plenamente jugable en una computadora Atari 8-bits, sin renunciar a los detalles visuales y dinámicas de combate que hicieron legendario al arcade original.
Las últimas novedades del proyecto empujan aún más los límites del sistema, acercándolo a versiones pensadas para hardware muy superior. Uno de los avances más sorprendentes es la incorporación de la icónica intro animada: con el apoyo del artista griego Nickolas "Gaspar" Arachovitis, se ha logrado reproducir la escena donde dos hombres se enfrentan en plena calle, mientras una multitud animada reacciona en segundo plano.
Esa misma escena ahora aparece, en versión estática, como fondo de la renovada pantalla de clasificación. A ella se ha sumado una nueva melodía compuesta por Michał “Miker” Szpilowski, quien también está a cargo de los temas individuales de cada personaje en sus respectivos finales. Justamente, todos los endings han sido convertidos a color con la herramienta Graph2Font, lo que permite un nivel de detalle gráfico sorprendente sin sacrificar rendimiento. "Gaspar" también es autor de la nueva pantalla de créditos, que muestra a Ryu en una pose épica utilizando 28 colores simultáneos en pantalla.
Pero las mejoras no se limitan a lo visual. Se ha implementado una barra de energía adicional que se carga con cada ataque. Al llenarse, permite ejecutar un Super Combo que duplica el daño de los ataques especiales, añadiendo una nueva capa estratégica al combate. El menú de opciones ahora permite elegir entre tres niveles de dificultad (fácil, normal y difícil) y ofrece compatibilidad con mandos de dos botones mediante Joy2B+, lo que mejora la jugabilidad. Finalmente, Vega ha depurado distintos glitches y afinado tanto la interacción entre los personajes como la precisión de los impactos.
Con cada actualización, este port se aleja de lo anecdótico para convertirse en una de las adaptaciones técnicas más ambiciosas jamás realizadas para Atari 8-bits. Una hazaña que conjuga codificación profunda con una fidelidad visual que nadie habría imaginado posible en este ordenador casero de principios de los ochentas.